Siempre me gustó el sonido, estilo y swing de Larry Harlow, “el judío maravilloso”, como lo llamaban. Y si bien, con el paso de los años, su figura pasó un poco a segundo plano, sobre todo por su temprano retiro del sello Fania Records, de quien era uno de sus más importantes productores e intérpretes (siendo, además, el pianista original de la Fania All-Stars), no dejó de cautivarme su mezcla consciente entre los sones tradicionales, pero al tiempo innovadores, del cubano Arsenio Rodríguez, pero con ecos bastante evidentes del rock y el soul estadounidense de los años setenta.